Oscar era un niño extremadamente sensible, especialmente ante los ojos de su padre. Vivía en un hogar donde el ser “macho” era primordial, con una madre sumisa y un padre estricto, cuya violencia era justificada como un derecho que el hombre poseía. Culpaba a la madre por la debilidad del crío, lo mimaba demasiado y quedaba en él volverlo hombre. Cada vez que el niño lloraba lo golpeaba hasta el cansancio, la madre no intervenía claro está, pero apenas los dejaba a solas, corría a limpiar sus heridas y susurrarle palabras dulces.
Le molestaban las injusticias, desde las que ocurrían en su casa hasta las que veía en la calle, en las noticias, las que se comentaban en el colegio y se observaban en videos en internet. Pero Oscar se sentía incapaz de defenderse a si mismo de su padre, de enfrentar al bully de la escuela, de alzar la voz. Podía sentir la cólera hirviendo en sus entrañas y cada vez que creía que al fin haría “algo” solo conseguía llorar, era la única forma que su cuerpo había encontrado para liberar el dolor que carcomía a su frágil y noble corazón.
Sin embargo, Oscar poseía una extraordinaria fuerza interior, había nacido para efectuar el cambio, dejar su nombre grabado en la historia con un marcador indeleble, sólo que aún no lo sabía, tal como no lo supo en sus vidas pasadas hasta que encontró un motivo lo suficientemente fuerte para detonar su valía.
Había sido valiente como Tlahuicole, el guerrero tlaxcalteca, quien se destacó entre todos los demás por su coraje, ganó una gran cantidad de batallas de la guerra florida y cuando fue capturado por los mexicas le ofrecieron su libertad, sin embargo prefirió morir como guerrero, matando a 8 contrincantes, hiriendo a otros 20 antes de que fuera vencido y sacrificado.
Fue inteligente al ser Mary Wollstonecraft, quien a pesar de a haber crecido en una familia de bajos recursos a causa de un padre derrochador y violento, poseía un carisma innato que desobedecía las normas sociales. Trabajó duró, abrió una escuela femenina con disciplinas más allá de las establecidas para mujeres y años más tarde publicó varios ensayos donde reivindicaba la educación igualitaria.
Llegó a ser justo y un luchador de sueños cuando fue Ralph Abernathy, y junto a sus dos colegas Martin Luther King y Bayard Rustin crearon la conferencia sur de liderazgo cristiano, fue secretario y tesorero del presidente King en la comunidad y a su muerte, tomó su puesto para continuar luchando por los derechos de la comunidad negra.
La fuerza de Oscar despertaría justo antes de entrar a la universidad, cuando se encontrará de frente con una marcha de ciudadanos y viera escondido tras unos botes de basura la brutalidad policiaca para silenciarlos y juraría (aunque nadie le creería) que vió a sus antepasados a su lado, soltando las cadenas que reprimían su coraje, donde las lágrimas no serían de lástima sino de lucha.
– Sue FC –