No fue mi primer amor, de eso estoy segura, ni el segundo ni el tercero, vaya probablemente ni el veinteavo. Me resulta difícil llevar la cuenta de los amores que he tenido, de aquellos a los que me he entregado, los que he besado, los que he querido, los que me han dejado con ganas de más, los que yo abandoné antes de poder sentir algo real.
Veinte, treinta, cincuenta, ¿quién cuenta realmente? ¿a quién le importa si es o no el primero? Todos quieren ser el último, el último beso, el último recuerdo, el último a quien le entregues el corazón.
Él no fue el primero, lo sabe, lo sé. No fue mi primer beso, no fue mi primera vez, no fue el primero a quien le dije “te amo”, y a estas alturas del partido honestamente no sé si exista algo en lo que pueda ser el primero.
No, no fue el primero, pero si fue el único, el único con quien quise envejecer, a quien quería ver en cada amanecer, el que amé y amaré sin importar la vida que me toqué. Por quien cruzaría cielo, mar y tierra, sólo por el placer de verlo sonreír. Fue quien transformó los sueños en eternidades, los besos en latidos y las palabras en promesas.
Nunca le importó ser el primero, ni el segundo ni el tercero, todos ellos se habían quedado en el pasado, mientras que él caminaba a mi lado hacia el futuro. Explorando el porvenir, viviendo un día a la vez, sin prisas ni pausas.
Así que no, no fue el primero, pero sí me hizo olvidar todos los número previos, después de todo, eso es algo que sólo logra hacer el verdadero amor.
– Sue FC –
