El propósito

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Existen personas que desde que nacen poseen la claridad de su propósito en la vida, el heredero del apellido o la empresa familiar, el salvador de la humanidad. Otros que conforme dan sus primeros pasos, el mundo se los revela, pintores, músicos, genios matemáticos.  Y habemos muchos más que no tenemos la más remota idea de que hacemos aquí. Yo soy una de ellas.

En mi infancia no hice nada que merezca ser aplaudido, sobreviví si eso sirve de algo, en una familia numerosa, con padres ausentes en sus respectivos empleos y hermanos con vidas propias. Mi vida escolar, nada importante, nunca fui la más brillante pero tampoco la bruta que siempre reprobó, fui una más del manojo, una niña promedio. 

Tampoco poseía un talento digno de admirar, era de reflejos torpes para los deportes, carente de paciencia para la música y el resto de las artes. Y en cuanto a mi apariencia no me considero una beldad, supongo que nadie lo hace, pero tampoco creo que soy fea, lo que se dice hermana menor de Shrek, soy común pero eso sí, nada corriente.

Mi vida amorosa, normal, uno que otro noviecillo por ahí, hasta que me estabilicé con uno de ellos que se convirtió en mi compañero de vida. Mi trabajo, normal, empecé como muchas otras recién egresadas, desde becaria, a ejecutiva, pasando por una coordinación y finalmente una gerencia, con un sueldo: normal. Lo suficiente para tener una vida cómoda pero sin darme grandes lujos.

Durante diferentes episodios de mi vida, cada vez que veía casos de éxito tanto en la farándula como en mi trabajo y hasta en internet, me pregunté, qué se sentiría ser así, una de ellos, con algún propósito en la vida, con una meta en la mira, sabiendo que soy excelente en algo. Sería lindo ¿no? En lugar de ser simplemente otra persona que consume oxígeno. No lo sé, solo espero que algún día pueda descubrir para qué demonios sirvo.

Nunca me consideré una persona optimista ni pesimista, supongo que no me gustan los extremos, pero ¿sabes lo que significan dos rayas? o viéndolo desde otro ángulo ¿dos signos negativos? ¡Exacto, positivo! Y el día que lo descubrí, fue el más feliz de mi vida, descubrí mi propósito, más allá de saber que no pasaría sin pena ni gloria por este mundo.

Desde ese primer instante sentada en el inodoro, y por los siguientes nueve meses, sentirla crecer dentro de mi, hasta que finalmente pude ver esos deditos, esos ojitos llenos de vida y curiosidad, lo descubrí, lo sentí. Nací para ver a mi chiquita sonreír, para ayudarle a dar sus primeros pasos y para asegurarme que ella supiera desde un inicio que ya había cumplido su propósito con el simple hecho de nacer: convertirme en una persona con propósito, en una orgullosa madre.

– Sue FC –

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