¿Alguna vez has escuchado hablar de Uncanny? No te culpo, nadie nos conoce, años atrás, siglos quizá, éramos una pequeña pero prospera ciudad, donde habitaba la gente más amable que podrías conocer en tu vida, buenos vecinos, familiares ejemplares y personas trabajadoras. Con recursos naturales ilimitados, climas perfectos e incluso una economía estable. Pero eso fue antes de que el monstruo de la niebla arrasara con todo y nos borrara del mapa.
Nadie sabe exactamente cómo es que comenzó, menos el porque, pero existen varias teorías, algunos dicen que fue una maldición, otros venganza de algún Dios, mi favorita es el castigo de la naturaleza. Aunque honestamente no sé porque nos habría de castigar si éramos buenos, la respetábamos, la cacería estaba prohibida y únicamente tomábamos lo necesario para subsistir.
Llegó sin previo aviso, cubriendo los valles y consumiendo las criaturas que en ellos habitaban, avanzando lentamente pero de forma constante. Comenzó a escasear el agua y la comida, pero los habitantes con su optimismo habitual no le dieron mayor importancia, creyeron que sería algo pasajero e idearon nuevas formas para mantener la vida tal y como la conocían a flote.
Tres meses más tarde, los hijos del panadero desaparecieron, fueron los primeros de una larga lista de chiquillos que no volvieron a casa después de jugar en el bosque. Organizaron un grupo de vecinos para hacer la búsqueda y rescate. Ahí fue cuando se dieron cuenta del problema al verlo por primera vez. Si no fuera por ese par de ojos negros carentes de emoción, seguramente habrían creído que se trataba simplemente de la bruma y que los niños se habían extraviado al no poder ver el camino de vuelta a la ciudad.
Se quedaron impávidos frente al monstruo de la niebla, etéreo e incorpóreo, demasiado aterrados como para hacer algún movimiento. Hasta que un aro nebuloso comenzó a formarse debajo de sus ojos, emitiendo un sonido gutural que erizo cada vello de los cuerpos estáticos frente a él. Salieron disparados, dejando atrás a los caídos quienes probablemente no tardaron en ser absorbidos. Sus gritos advirtieron al resto de los habitantes, entre balbuceos explicaron lo acontecido, por desgracia cuando lograron entender el peligro que corrían ya era tarde.
Presas del pánico se encerraron en sus hogares, rezando, suplicando, resignándose a una muerte inminente. El monstruo de la niebla trepo casas y edificios con toda la calma del mundo, el tiempo le pertenecía, jugueteaba con las aves de las antenas mientras la ciudad iba desapareciendo en su interior, consumiendo la vida del lugar junto con la ilusión de aquellos que aún no eran devorados, de ser salvados por un milagro. No fue así.
Espero de todo corazón que esta historia te sirva de lección, que prestes atención a los detalles, especialmente al observar el cielo. Ruega a tu Dios que cuando mires por la ventana nunca te encuentres con ese par de ojos oscuros, porque eso significa que el monstruo de la niebla ha llegado a tu ciudad.
– Sue FC –
